Los cometas, esos antiguos cuerpos celestes considerados restos de la formación del Sistema Solar, son bastante sosos visualmente hasta que les toca acercarse al Sol, en su órbita muy elíptica. Entonces se encienden y son visibles en el cielo nocturno. Su larga y brillante cola fluorescente está formada por la materia que pierden al calentarse y, a pesar del pequeño tamaño de su núcleo (apenas 10 kilómetros), se calcula que sobreviven unos 1.000 pases por el Sol antes de apagarse para siempre.
Fotografiar el cráter del impacto es un objetivo de la misión
A pesar de la dificultad de concertar este tipo de citas, los éxitos de la primera misión de Stardust (que recogió en 2006 polvo del cometa Wild 2) y de Deep Impact alentaron a los ingenieros del Jet Propulsion Laboratory a prolongar el viaje de la primera para que completara la misión de la segunda. Además de comprobar los cambios en Tempel 1 tras su paso por el Sol, Stardust, a la que ya queda muy poco combustible, intentará fotografiar el cráter causado por el impacto artificial.
Las numerosas imágenes tomadas por Deep Impact en su aproximación, antes y después del impacto, hacen que Tempel 1 sea uno de los cometas mejor conocidos de la historia, pero todavía quedan muchas incógnitas por descifrar. Es un cometa viejo, que se descubrió en 1867 y da una vuelta al Sol cada 5,5 años. Por el contrario, Wild 2 es un cometa nuevo para los terrestres, ya que la gravedad de Júpiter cambió recientemente su órbita, y está poco gastado por el Sol.
Durante el encuentro del 15 de febrero, Stardust tomará imágenes de alta resolución del cometa e intentará medir la composición, distribución y flujo del polvo del coma, el material que rodea el núcleo. Ese día la nave estará justo al otro lado del Sistema Solar respecto a la Tierra y la máxima aproximación será de unos 200 kilómetros, a 10,9 kilómetros por segundo, a las 5.37 de la madrugada. El reloj astronómico es así de preciso, a pesar de que la nave todavía no ha visto el cometa al que se acerca. Las 72 imágenes que tomará Stardust las almacenará en su memoria y las empezará a mandar cuatro horas más tarde.
Si hay que guiarse por lo que se sabe de los cometas tras el histórico sobrevuelo del Wild 2, la parte rocosa de estos cuerpos celestes se formó en el interior del Sistema Solar a temperaturas muy elevadas. Sin embargo, ahora tienen hielo en abundancia, parte del cual se formó a muy baja temperatura en el borde del Sistema Solar. "Ahora sabemos que los cometas son en realidad una mezcla de materiales, formados en condiciones de fuego y hielo", explica Don Brownlee, director científico de Stardust. "El hielo de los cometas se formó en regiones frías más allá del planeta Neptuno pero las rocas, que son la mayor parte de la masa de un cometa, se formaron mucho más cerca del Sol". Los materiales que se obtuvieron del Wild 2 contenían algunos granos presolares, pero muy pocos, explica Brownlee.
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