Los investigadores analizaron 13 piezas dentales pertenecientes a ejemplares de saurópodos de las especies Brachiosaurus brancai y Camarasaurus (Foto: Especial Dmitry Bogdanov; (inset) Thomas Tütken/Bonn University/ Science )
Paleontólogos determinaron que los grandes dinosaurios que andaban en cuatro patas tenían temperatura corporal similar a la de mamíferos, reveló un estudio publicado en la revista científica Science.
El biólogo evolutivo Robert Eagle y su equipo del Instituto de Tecnología de California en colaboración con científicos de la Universidad de Bonn, en Alemania analizaron los minerales presentes en los restos de varios ejemplares de saurópodos para determinar a qué temperaturas se formaban esos isótopos y por ende el medio corporal en el que surgieron.
Los científicos hallaron que la temperatura de estos cuellos largos osciló entre los 36 y 38° C, similar a la de los mamíferos y pájaros actuales y sensiblemente mayor a la de los reptiles.
Los investigadores analizaron 13 piezas dentales pertenecientes a ejemplares de saurópodos de las especies Brachiosaurus brancai y Camarasaurus desenterrados en yacimientos de Tanzania y en Wyoming y Oklahoma en Estados Unidos que vivieron a finales del Jurásico (hace aproximadamente 150 millones de años).
La técnica mide las concentraciones de dos isótopos (carbono-13 y oxígeno-18) en el mineral bioapatita. La frecuencia con la que estos isótopos se agrupan depende de la temperatura. A menor temperatura, más tienden a unirse estos dos isótopos. De esta forma, observar la reacción de estos isótopos es una vía directa para determinar la temperatura del entorno en el que se formó el mineral (en este caso, el interior del dinosaurio).
El paleontólogo Luis Alcalá, director de Dinópolis, explicó al diario español El Mundo que los investigadores utilizaron un método desarrollado hace cinco años, el 'paleotermómetro' basado en un equilibrio isotópico homogéneo que no precisa del conocimiento previo de la composición isotópica del agua implicada en la formación de minerales carbonatados, un dato imprescindible en métodos similares utilizados hasta entonces.
Sin embargo el que los saurópodos alcanzaran los 38° implicaría que padecían de ‘gigantotermia', es decir, la retención en exceso de calor. Por lo que los científicos especularon que quizá contaban con un sistema refrigerante o de sudoración a través de sus cuellos o colas, o bajo su piel contaban con sacos de aire.
"Para intentar aclarar estos interrogantes, el siguiente paso será medir la temperatura corporal de dinosaurios más jóvenes y de menor tamaño con el objetivo de determinar si, efectivamente, su enorme tamaño les permitía mantener el calor. Además, extenderán su estudio a otras especies de vertebrados extintos. Conocer la temperatura corporal de estas especies ya desaparecidas, aseguran los investigadores, permitirá a los científicos averiguar más datos sobre la evolución de los mamíferos y aves modernos", indicó Alcalá a El Mundo.
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