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miércoles, 26 de octubre de 2011

Cinvestav produce bioetanol con desechos

La materia prima se puede comprar a los campesinos fomentando un beneficio económico y social para ellos, aseguró Edmundo Lozoya Gloria, investigador del Departamento de Ingeniería Genética de la Unidad Irapuato
El aprovechamiento de los residuos que son incinerados podrían generar 495 millones de litros de etanol por año y si se aprovecharan los 5.5 millones de toneladas de residuos agrícolas generados anualmente en Guanajuato (Foto: Flickr Cinvestav )
 
Martes 25 de octubre de 2011 Redacción | El Universal15:50



Científicos mexicanos del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav), trabajan en el desarrollo de tecnologías para producir biocombustibles a bajo costo y limpios para el medio ambiente, a partir de desechos agroindustriales como la paja de maíz, sorgo y trigo, afirmó Edmundo Lozoya Gloria, investigador del Departamento de Ingeniería Genética de la Unidad Irapuato.
La ventaja del proyecto es producir bioetanol con un elemento de desecho agroindustrial, que prácticamente no tiene costo. La materia prima se puede comprar a los campesinos fomentando un beneficio económico y social para ellos, porque en momentos de sequía los agricultores que tuvieran paja la podrían vender a un precio fijo y contar con un ingreso constante.
Se calcula que tan solo en el estado de Guanajuato, en 2009 se generaron alrededor de 5.5 millones de toneladas de residuos agrícolas de los cuales se queman alrededor de 30% (un millón 650 mil toneladas) originando graves problemas de contaminación ambiental.
El aprovechamiento de los residuos que son incinerados podrían generar 495 millones de  litros de etanol por año y si se aprovecharan los 5.5 millones de toneladas de residuos agrícolas generados anualmente en Guanajuato, sería posible producir alrededor de mil 650 millones de litros de etanol/año.
Lozoya Gloria precisó que todo dependerá de la capacidad de procesamiento de la planta que se instale. "La entidad cosecha mucho grano, básicamente maíz, trigo y sorgo, por lo tanto, cuando se extraen sus semillas los desechos se secan, es toda la parte amarilla que se convierte en paja, en el maíz son los residuos de la mazorca, entonces ya se tiene la materia prima para obtener alcohol".
En el tema ambiental, el beneficio del proceso es que no contamina como el derivado del petróleo cuyo costo de producción es muy elevado, además que se está acabando. Existe actualmente un procedimiento termoquímico para obtener bioetanol, aunque este también genera algunos residuos contaminantes porque emplea ácido sulfúrico.
El investigador del Cinvestav reiteró que el proceso también combatiría la contaminación atmosférica, porque evitaría que los agricultores quemaran todos sus desechos agroindustriales, práctica que consideran benéfica para la tierra porque suponen que la fertilizan con la ceniza, además que aseguran ayuda a combatir plagas.
"Pero en la quema también eliminan todos los microorganismos que contribuyen a conseguir una buena cosecha y entonces necesitan emplear más fertilizantes y otros aditivos agrícolas", aseguró  Lozoya Gloria.
Otra cualidad del método microbiológico es que no se compite ni por tierra, ni por alimentos; la tierra ya está y los alimentos que se producen se consumen por los seres humanos como alimentos; la paja no se va a comer, salvo para el ganado, pero con la que hay es más que suficiente.
El objetivo de la investigación, dijo,  es tratar de desarrollar biotecnología mexicana mediante la identificación, aislamiento y rastreo de microorganismos, que puedan ser capaces de degradar la paja y liberar las cadenas de azúcar que producen alcohol. Con la primeras pruebas se  utilizó la paja de maíz que es la más fácil de degradar; en el caso del trigo y el sorgo la diferencia sería el microorganismo empleado para degradar sus desechos.
El proyecto tiene en desarrollo una planta piloto ya que actualmente producen alcohol a nivel de laboratorio, porque el trabajo de Cinvestav es diseñar la tecnología y las empresas que apoyan el proyecto ubicadas en Irapuato, Gto., y que son Petramin y Alcesa con ayuda del Conacyt, se van a encargar de escalarlo a nivel industrial.
De hecho ya tienen una planta piloto armada en sus instalaciones de Irapuato, pero todavía les falta perfeccionarlas más para producir lo que ellas consumen, comentó Edmundo Lozoya.

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