Los linfocitos que segregan proteínas son los encargados de combatir infecciones y también el cáncer (Foto: Archivo EL UNIVERSAL )
Un equipo de científicos de Estados Unidos desarrolló una nueva técnica para prolongar el efecto de los glóbulos blancos (linfocitos T) que inyectan a los pacientes de cáncer para proporcionarles defensas contra los tumores.
Los linfocitos T son los responsables de coordinar la respuesta inmune, constituyen el 70% del total de los linfocitos que segregan proteínas y se encargan de destruir proteínas ajenas al organismo. Por tanto, combaten infecciones y también el cáncer.
Su efecto dura poco tiempo. Por eso el doctor Marcus Butler y sus colegas del Dana-Farber Cancer Institute han desarrollado una técnica, una forma de "inmunoterapia adoptiva", que puede permitir a las células T sobrevivir en el riego sanguíneo de los pacientes con melanoma durante más de un año en algunos casos.
Los resultados de esta investigación, que todavía está en fase 1, se publicaron en el número de esta semana de Science Translational Medicine.
La técnica fue probada en un grupo de nueve pacientes con melanoma avanzado y diez semanas después de comenzar la terapia siete tenían más linfocitos de los que habían comenzado.
Pasado este periodo, tres de los pacientes tenían enfermedad estable, ni avanzó ni retrocedió; en otro caso se extendió a los pulmones y otro paciente experimentó una remisión completa.
Los médicos señalan que más de dos años después de recibir la terapia una sola vez, no tiene evidencia de cáncer.
"El estudio demuestra que es posible mantener altos niveles de células antitumorales T en los pacientes durante un largo período de tiempo, evitando las complicaciones de las técnicas convencionales", que suelen tener fuertes efectos secundarios, señala Butler.
"Nuestra técnica abre el camino a tratamientos menos tóxicos (que la quimioterapia) y ataques inmunológicos de mayor duración contra las células del cáncer", agregó.
Según la Sociedad estadounidense del Cáncer, el pasado año se diagnosticaron más de 68 mil melanomas en este país, unas cifras que han ido en aumento desde hace más de 30 años.
Los médicos indican que si los melanomas se detectan y eliminan en una fase temprana se pueden curar, por eso recomiendan hacer revisiones y evitar la sobreexposición al sol.
La "inmunoterapia adoptiva" implica la recolección de células T de un paciente y exponerlas a las proteínas de "antígenos" que sólo se encuentran en las células tumorales.
Las células T aprenden a reconocer los antígenos y atacar las células tumorales que las transportan.
Los científicos tratan esas células T "educadas" con un estimulador de crecimiento para aumentar su número y luego las inyectan de nuevo en el paciente, donde se despliegan como un ejército para destruir a las células tumorales.
En condiciones normales, las células T reinyectadas mueren en cuestión de días, pero con esta técnica los médicos pueden aumentar su capacidad de resistencia.
Los investigadores advierten que esta terapia puede causar una serie de problemas como náuseas, fiebre, debilidad muscular, disminución de ciertos tipos de células blancas de la sangre, así como otros más graves, por lo que continuarán investigando.
"Nuestro siguiente paso será estudiar esta técnica junto con otras terapias que pueden aumentar el número y la eficacia de estas células T", asegura Naoto Hirano, médico del centro Dana-Farber y miembro del equipo investigador.
Los linfocitos T son los responsables de coordinar la respuesta inmune, constituyen el 70% del total de los linfocitos que segregan proteínas y se encargan de destruir proteínas ajenas al organismo. Por tanto, combaten infecciones y también el cáncer.
Su efecto dura poco tiempo. Por eso el doctor Marcus Butler y sus colegas del Dana-Farber Cancer Institute han desarrollado una técnica, una forma de "inmunoterapia adoptiva", que puede permitir a las células T sobrevivir en el riego sanguíneo de los pacientes con melanoma durante más de un año en algunos casos.
Los resultados de esta investigación, que todavía está en fase 1, se publicaron en el número de esta semana de Science Translational Medicine.
La técnica fue probada en un grupo de nueve pacientes con melanoma avanzado y diez semanas después de comenzar la terapia siete tenían más linfocitos de los que habían comenzado.
Pasado este periodo, tres de los pacientes tenían enfermedad estable, ni avanzó ni retrocedió; en otro caso se extendió a los pulmones y otro paciente experimentó una remisión completa.
Los médicos señalan que más de dos años después de recibir la terapia una sola vez, no tiene evidencia de cáncer.
"El estudio demuestra que es posible mantener altos niveles de células antitumorales T en los pacientes durante un largo período de tiempo, evitando las complicaciones de las técnicas convencionales", que suelen tener fuertes efectos secundarios, señala Butler.
"Nuestra técnica abre el camino a tratamientos menos tóxicos (que la quimioterapia) y ataques inmunológicos de mayor duración contra las células del cáncer", agregó.
Según la Sociedad estadounidense del Cáncer, el pasado año se diagnosticaron más de 68 mil melanomas en este país, unas cifras que han ido en aumento desde hace más de 30 años.
Los médicos indican que si los melanomas se detectan y eliminan en una fase temprana se pueden curar, por eso recomiendan hacer revisiones y evitar la sobreexposición al sol.
La "inmunoterapia adoptiva" implica la recolección de células T de un paciente y exponerlas a las proteínas de "antígenos" que sólo se encuentran en las células tumorales.
Las células T aprenden a reconocer los antígenos y atacar las células tumorales que las transportan.
Los científicos tratan esas células T "educadas" con un estimulador de crecimiento para aumentar su número y luego las inyectan de nuevo en el paciente, donde se despliegan como un ejército para destruir a las células tumorales.
En condiciones normales, las células T reinyectadas mueren en cuestión de días, pero con esta técnica los médicos pueden aumentar su capacidad de resistencia.
Los investigadores advierten que esta terapia puede causar una serie de problemas como náuseas, fiebre, debilidad muscular, disminución de ciertos tipos de células blancas de la sangre, así como otros más graves, por lo que continuarán investigando.
"Nuestro siguiente paso será estudiar esta técnica junto con otras terapias que pueden aumentar el número y la eficacia de estas células T", asegura Naoto Hirano, médico del centro Dana-Farber y miembro del equipo investigador.
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